Los médicos dicen que no se debe correr para ponerse en forma, sino que hay que ponerse en forma antes de correr; es decir, que todos conocemos nuestras limitaciones físicas y en función de esas limitaciones iremos adaptando nuestra forma de correr, la duración y la distancia recorridas cuando practicamos deporte.

Pero, cuando decidimos que nuestro perro sea también nuestro compañero de ejercicio, ¿sabemos realmente si está en condiciones de seguir nuestro ritmo? ¿Conocemos sus limitaciones físicas? Y lo más importante, ¿sabemos qué nos diferencia de ellos a la hora de hacer de nuestro perro un consumado runner?

 

Qué debes de tener en cuenta antes de correr con tu mascota

A diferencia de nosotros, los perros conforman razas y éstas vienen determinadas, entre otras, por ciertas características morfológicas que pueden favorecer o contraindicar la práctica de un determinado deporte.

Hay razas ideales para las carreras de fondo y las hay especialmente diseñadas para esprintar. Del mismo modo, hay razas preparadas para soportar las más bajas temperaturas y aquellas que, por su configuración braquicefálica, respiran con mucha dificultad aun sin hacer ningún ejercicio. Todas estas características son innatas y no se pueden modificar. Otras, sin embargo, sí podemos cambiarlas como, por ejemplo, el sobrepeso.

Lo importante, antes de tomar la decisión de que nuestro perro nos acompañe a correr, es considerar lo siguiente:

¿Posee nuestro perro alguna característica morfológica o estética que pueda dificultar la práctica de este ejercicio?

Un ejemplo de ello sería un Galgo. Este estilizado atleta es un perfecto velocista, pero, sin embargo, no está preparado para correr kilómetros y kilómetros de manera constante.

Un Pit Bull presenta una configuración atlética y compacta, pero determinados aspectos de su anatomía (braquicefalia) puede dificultar una correcta oxigenación.

Hay perros que, por su estatura, presentan grandes limitaciones a la hora de correr a nuestro lado, pero pueden ser especialistas en otros deportes como el Agilitty.

 

El pelo, clave para disfrutar de una carrera perfecta

El pelaje tiene una gran importancia. Éste les proporciona la protección necesaria contra el frío -más que contra el calor- y aún cuando nuestro perro tenga el pelo corto, su cuerpo no transpira como el nuestro. Su superficie transpirable se limita escasamente a las almohadillas, mientras que nosotros disponemos de todo nuestro cuerpo, lo que permite una permanente termorregulación que, en el caso del perro, puede verse colapsada en unos minutos como consecuencia del calor.

 

Hace calor…¿Puedo entrenar con mi mascota?

Si nuestro perro finalmente es el perfecto candidato a runner, antes de ponerse en marcha hay que valorar el clima pues el “golpe de calor” no avisa. Muy importante es tener en cuenta que, a la hora de producirse el tan temido golpe de calor, no sólo es muy importante la temperatura, sino que también hay que controlar la humedad. De hecho, es la suma de ambos factores la que contribuirá a que el riesgo sea mayor. Una temperatura de 25 grados con una escasa humedad es mucho más soportable que esos mismos 25 grados con una humedad del 90%.

La vigilancia permanente de nuestro animal durante la práctica del deporte es fundamental para apreciar si los primeros síntomas del golpe de calor están haciendo aparición. Para ello, es fundamental detener nuestra marcha de vez en cuando y comprobar si la agitación del perro es la normal por el ejercicio o es excesiva y responde a la falta de oxígeno. Comprobar que las mucosas no están congestivas y, sobre todo, humedecer su cuerpo y ofrecerle agua para beber.

Si tu perro es tan buen runner como tú, enhorabuena. Tan sólo piensa que si hace muuucho calor y la humedad es muy elevada, quizás sea el momento de considerar que un merecido descanso es necesario para todo deportista.

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